Convocatoria abierta para la presentación de proyectos:
Desde el 12.07.2024 hasta el 23.08.2024
Formulario de inscripción: https://forms.gle/tM3PE5dfxUfakKH4A
Preguntas frecuentes

 

La séptima Bienal se desarrollará en el marco de Universo energía. El principio de todo, una exposición multimedial e interactiva de arte, ciencia y tecnología que tendrá lugar en el Centro de Arte de la UNLP. A partir de este evento que aborda como tema central la energía desde distintas disciplinas y teorías, esta edición de la Bienal es una invitación a trabajar este tópico desde las prácticas artísticas.

Como la energía, el arte es poder de transformación, capacidad para modificar un estado en otro. En sus estrategias poéticas, en sus modos de intervención, en su fuerza performativa, el arte produce, genera una nueva forma que moviliza y reformula lo existente, pero también, como propone Andrea Soto Calderón, “hace advenir una realidad que no le preexiste”. Se trata, entonces, de convocar esa potencia, de encender otras energías imaginantes. Disputar y reconfigurar los repartos de la luz para volver a fijar nuestros faros.

Inauguración: sábado 10.08.24
19:00h
Sala D

 

LLANO

¿El que se mueve es él?
¿O todo a su alrededor se desplaza lentamente?
Caminó entre la llanura y el pasto vibraba.
¿O vibraba él?

Con una rama para dibujar en la tierra.
Trazó un círculo y se borró con el viento.
Trazó un espiral y se borró con la lluvia.
Trazó una línea recta y se abrió en dos.
¿Tembló  él, o temblaba la tierra?
La mente mueve las piernas y las piernas mueven el cuerpo,
y el cuerpo mueve la tierra.
Pero el horizonte solo se aleja.

La línea une. La línea divide. La línea es imaginaria.
El horizonte es imposible, solo existe retirado, al acercarse se aleja.
El horizonte es infinito.
Y es infinita la distancia.
Es infinita. Es. I n f i n i t a .

La gramilla se marcó de caminar, una y otra vez intentando.
Una línea hecha caminando.
Mientras los pies gastan el suelo, el suelo gasta los pies.
Un caminante solo lleva consigo sus experiencias.

Pidió consejo a las monedas.
Seis líneas quebradas.
Una tranquila perseverancia trae ventura.
Perseverancia, repite.
P e r s e v e r a n c i a.

Inauguración: 10.08.24 a las 19:00h
Del 10.08.24 al 24.08.24
Sala C

 

Suplicantes del Museo de La Plata
Marcela Cabutti
Cecilia Lenardón
Paula Massarutti
Alexis Minkiewicz

 

Cuerpos de piedra que al encarnar lo sagrado deben ser eternos, condensar el ahora, el origen y concebir el concepto como el espacio-tiempo de la materia. Más conocidos como suplicantes, pero también denominados ídolos, fetiches, illas, amuletos o wak’as, estos objetos excepcionales fueron producidos entre el 500 a.C y 900 d.C por las comunidades del noroeste argentino pertenecientes al complejo cultural Condorhuasi-Alamito en la provincia de Catamarca.

Lo extraordinario de estas piezas refiere no solo a la dificultad de establecer acuerdos sobre cuándo, cómo y dónde se usaban o ubicaban; sino a la escasa cantidad de ejemplares hallados; a su pequeña escala; y a la representación única que no se reitera en ninguna otra materialidad y soporte de estas culturas. Pero esta singularidad se presenta, sobre todo, en su excelencia técnica, en la ocupación del tiempo concentrado en la forma, en la complejidad del tratamiento de los llenos y vacíos, en la experticia al perforar, tallar y pulir la materia. Suplicantes como síntesis. Realidad y abstracción de un cuerpo que es otro cuerpo, lo sagrado en y por el tiempo de la transformación de la piedra.

Como una cita contemporánea a las formas primigenias, la piedra se vuelve arena para ser cristal de espeso negro. Marcela Cabutti también transforma el material en algo más. El vidrio se vuelve relicario del aire que contiene y que lo hace posible: denso, replicado, fundido. En esta unión de tiempo y de materia, una copia en yeso de un suplicante se cuela como una identidad en tránsito en las manos de las monjas de Santa Cruz de la Sierra. Paula Masarutti se pregunta por las relaciones entre las personas y los objetos, cómo afectan y se afectan en la atribución de sentidos, qué realidades construyen y qué estructuras conmueven –con un potente gesto en este caso– en las religiones.

En el mundo andino prehispánico no existían palabras para distinguir el alma del cuerpo; la materia portaba en sí el sentido, tal como lo practica el registro de la acción que Cecilia Lernardón tituló Manifiesto. El grupo ensaya cierta coreografía que vuelve materia a los enunciados para quebrar, con el temblor de los músculos, con una pose incómoda y colectiva, los significados fijos.

La potencia material de nuevos suplicantes se funde en el bronce y se replica en la superficie del yeso que Alexis Minkiewicz trabaja exquisitamente. Como una continuidad de tiempo y espacio, las formas integran el ciclo vital, contienen el modelo vivo, el tiempo ahora, lo que fue y lo que será.

 

Curaduría: Natalia Giglietti y Elena Sedán
Diseño de exposición y producción: Francisco Pourtalé
Coordinación de producción y montaje: Santiago Martínez
Montaje: Florencia Murace y Vanina Policano
Coordinación de comunicación y estrategias digitales: Diego Ibañez Roka
Diseño: Pablo Tesone, Inés Ward
Música: Pablo Toledo

Agradecimientos
Analía Lanteri, Laura Miotti, Mariano Bonomo, Guillermina Couso, Julieta Pellizzari, Lisandro Salvador, Marina Aguerre, Clarisa Appendino, Agustina Aragón.

 

Patrimonio escultórico: los suplicantes del Museo de La Plata

Introducción a las prácticas escultóricas
Las prácticas escultóricas en piedra emergen tempranamente en el Noroeste Argentino (NOA), con las primeras piezas datadas en el Período Formativo Inferior (500 aC.-500 d.C), extendiéndose al Formativo Superior (500 d.C – 900 d.C). Durante este tiempo, las culturas arqueológicas responsables de estas expresiones artísticas, como Condorhuasi, El Alamito, La Ciénaga y La Aguada o Ambato, florecieron dentro de un contexto social dominado por elementos teocráticos. En particular, se atribuye a las expresiones Condorhuasi y El Alamito la creación de estas notables piezas escultóricas, que reflejan una complejidad artística y simbólica profunda.

Diversidad y funcionalidad de las esculturas
El arte en piedra precolombino del NOA abarca una variedad de manifestaciones escultóricas, cada una con morfologías y funciones específicas. Entre estas, destacan las máscaras funerarias, amuletos conocidos como “caijlles” en la lengua de los antiguos pueblos Diaguito-Calchaquíes, morteros para procesar alucinógenos, semillas, pigmentos minerales, etc. y figuras antropomorfas y zoomorfas, algunas de las cuales son representaciones realistas de cuerpos humanos con recipientes en el vientre. Estas obras no solo muestran una habilidad técnica extraordinaria, sino también un alto grado de abstracción.

Los ídolos suplicantes: Illas y fetiches
Dentro de este repertorio sobresalen las “Illas” o amuletos propiciatorios, y los denominados “ídolos suplicantes” o fetiches, términos acuñados a finales del siglo XIX por destacados antropólogos e investigadores como J. B. Ambrosetti y A. Quiroga. Estos ídolos han sido encontrados principalmente en la subárea Valliserrana del antiguo territorio Calchaquí, en sitios como el extremo boreal del bolsón de Pipanaco (Andalgalá), el Campo del Pucará y el valle de Paclín. Las esculturas se caracterizan por una maestría en la talla y una fuerza expresiva singular, que combina lo humano con lo animal en un lenguaje visual de gran impacto.

Contexto ritual y significado
Se ha sugerido que estos ídolos formaban parte de ceremonias rituales, probablemente ligadas al complejo cultural Condorhuasi-El Alamito. Investigaciones arqueológicas realizadas en la década de 1970 por V. N. Regueiro en El Alamito han descubierto que algunas de estas esculturas podrían haber sido parte de ajuares fúnebres de individuos de alto rango, posiblemente chamanes, que ocupaban roles jerárquicos dentro de estas sociedades teocráticas.

Interpretación y simbolismo
Las representaciones tridimensionales de estas esculturas, que combinan rasgos antropomorfos en el cuerpo y zoomorfos en la cabeza, evocan máscaras rituales usadas en ceremonias para cubrir o sustituir las cabezas de los individuos. Un ejemplo clave es la pieza pequeña, en relación al resto (altura, 130mm. ancho, 65mm. espesor, 60mm), en donde se duplica o triplica su tamaño, perteneciente a la colección Moreno, que lleva el número de catálogo 919, donde se observa una figura en actitud genuflexa, con los brazos y manos colocados detrás de la cabeza, lo que podría indicar un personaje a punto de ser sacrificado.
Esta postura ha llevado a los estudiosos como Raffino (1997) a conectar estas esculturas con antiguas prácticas y creencias de los Calchaquíes, recopiladas a fines del siglo XIX por investigadores como Adán Quiroga y Samuel Lafone Quevedo. Según sus relatos, estos sacrificios humanos y ceremonias propiciatorias estaban destinados a apaciguar deidades relacionadas con la tierra y la lluvia, como “El Chiqui”, una divinidad temida que los antiguos habitantes de la zona que intentaban aplacar mediante rituales que involucraban el uso de máscaras,  sacrificios humanos y animales.

Conclusión
Las esculturas en piedra del NOA no solo representan una manifestación artística de gran valor, sino que también nos ofrecen una ventana al complejo mundo espiritual y social de las culturas precolombinas de la región. Estas obras, cargadas de simbolismo y función ritual, no solo destacan por su maestría técnica, sino que también reflejan las creencias, prácticas y jerarquías de las sociedades que las crearon. Su riqueza en detalles y la variedad de formas empleadas en su elaboración nos hablan de un profundo vínculo entre el arte y la espiritualidad, sirviendo como valiosos testimonios de la rica herencia cultural del Noroeste Argentino. A través de estas esculturas, podemos vislumbrar las formas en que estos pueblos antiguos interactuaban con los seres naturales y sobrenaturales y cómo sus rituales y creencias moldearon su expresión artística.

 

Guillermina Couso
Encargada de colecciones

 Laura Miotti
Jefa de División
División Arqueología
Museo de La Plata

 

 

Del 16.07.24 al 20.10.24
Sala 2, ArtHaus
Bartolomé Mitre 434, CABA

“La poesía es un hecho que sucede en el mundo exterior […] Porque el arte no es un elemento discursivo sino una manera de vivir”. En 1966, desde La Plata, en un breve manifiesto que acompañó la circulación de sus poemas fonéticos pop en la revista experimental Diagonal Cero, Luis Pazos ponía en funcionamiento una máquina performática que sacudía a la poesía de sus formatos y circuitos institucionalizados y anunciaba su desbordamiento en modos de acción múltiples que la (des)ubicaban en los cuerpos y en la calle.

De la página impresa a la edición de libros-objeto y a la organización de happenings y situaciones, la poesía de Pazos se volcaba hacia la vida cotidiana, metamorfoseándose en cornetas de juguete y poemas comic, en fiestas con proyecciones de diapositivas y música beat, en una insólita excursión a las sierras de Tandil o en performances y coreografías de cuerpos en escenarios de violencia y desigualdad. Fueron sostenidos sus intercambios con Juan José “Chispa” Esteves, Jorge de Luján Gutiérrez, Héctor “Rayo” Puppo, Juan Carlos Romero y Edgardo Antonio Vigo, a la vez que participó en colectivos como el Movimiento Diagonal Cero, el Grupo de Experiencias Estéticas, el Grupo de los Trece y Escombros.

Para Pazos no se trataba solo de acercar el arte a la vida mediante la extensión de sus límites, sino de invadir el espacio del arte con la vida, haciendo estallar en este gesto la legalidad institucional de lo artístico. Arlequín pop, “fabricante de modos de vida”, coleccionista de ruidos y onomatopeyas, Pazos mezcló revoltosamente el ready-made y los medios de comunicación, el supermercado y la fiesta, la cultura popular y el happening, la ciudad y sus márgenes. Su poesía vital, callejera y plebeya, fue una forma de mirar e interpelar el mundo para transformarlo desde la invención de nuevos espacios creativos, una posición estratégica para afectarlo (y afectarse).

Fernando Davis

Agradecimientos: Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de San Pablo, Centro de Arte Experimental Vigo, Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, Archivo Juan José Estéves, Silvia Gascón, Jorge de Luján Gutiérrez, Héctor “Rayo” Puppo, Francisco Pourtalé, Joaquín Almeida, Mariana Rodríguez, Lilian Amaral e integrantes del proyecto I+D de la Facultad de Artes de la UNLP: “Archivos de arte, de artistas y de colectivos artísticos en la ciudad de La Plata desde 1970 a la actualidad: Aportes teóricos, metodológicos y estrategias de acceso público”.

Inauguración: Sábado 10.08.24 a las 19:00h
Sala B
Del 10.08.24 al 24.08.24

 

Estábamos seguras de que por allí nadie había pasado. Lo cierto es que el camino se hallaba intransitable luego de varios días de lluvia torrencial y nadie sabe lo que en realidad sucedió. ¿Huyeron?

Una luna, en cuarto creciente, iluminaba con una claridad difusa los sombríos contornos del bosque cercano. El resplandor grisáceo como una neblina se elevaba del suelo, de la inmensa y desnuda extensión color tiza. Incluso el horizonte no causaba la ilusión de que cielo y tierra se unieran, sino que el primero siempre se hallaba más allá.

Del lado de aquellas altísimas montañas, que desde allí parecían azules, todo era quietud y silencio. A la izquierda, se prolongaba un espacio, parcialmente cubierto de árboles y matorrales, que descendían en suave declive. Abajo, a la derecha, se distinguía un espacio rodeado de peñascos.

Hace mucho frío, pero tenemos leña, y aquí estamos, acostumbradas a la nieve y a los vientos.

Su verdor apareció una mañana muy temprano; un cielo rosado se extendía sobre la pintoresca bahía llena de pequeñas barcas. “Jamás olvidaré esa hermosa visión”, dijo. Los árboles no lucían aún sus hojas, pero las yemas se hinchaban repletas de savia. En cada yema se presentía la presencia  de retoños jóvenes, de futuros frutos, escondidos, concentrados, prontos para lanzarse hacia la luz. Comprendimos que iba a sucedernos algo bueno, y comenzamos a construir castillos en el aire.

Era la hora más hermosa. El sol no había salido aún… el viento traía el perfume de los campos lejanos y en los huertos cantaban los pájaros como sólo cantan al rayar el día. “A mí me gustan las flores y las aves”, dijo. Era un momento tranquilo y feliz. El bote había llegado a la orilla. “Me dejaré llevar”, dijo.

Si nos ven tristes, no es por haber dejado una tierra poco productiva donde nos iba mal, sino porque este viaje se parecía demasiado a otros. Sin embargo, a pesar de las distancias, siempre es agradable volver a esos lugares año por año. El paisaje, los niños, la gente, encerraban en su interior algo común y mágico que nos subyugaba.

Nunca tuvimos miedo. Tan solo algunos momentos vacilantes. Cuando nos encontramos con las veredas, con las casas, con los árboles. Cuando nos encontramos con un niño que nos mira de frente, nos hacemos niñas y somos felices. “¿Y la felicidad?”, dijo. Entonces todo está bien. La felicidad es una palabra, la más parecida a un estado especial del alma que tiene la duración de un soplo. “Creo que no conozco la libertad”, dijo. Tal vez porque no conocemos estos cuerpos que nos aprisionan.

Las de acá

Sábado 10.08.24
18:00h
Auditorio

 

Con motivo de la apertura de la exposición La materia del tiempo, Cristina Scattolin brindará una charla previa a la inauguración. Se referirá a las piezas esculpidas en piedra de los pueblos prehispánicos del noroeste argentino. Estas esculturas, de menos de medio metro de alto, representan seres humanos cuyos cuerpos adoptan una muy particular posición de ruego, acuclillada, y por ese motivo, fueron llamados “suplicantes”. Revelar su significado es una ardua tarea para la arqueología. Pero entre todas las representaciones del pasado prehispánico de nuestro territorio, ninguna otra como estas esculturas ha convocado tanto a la admiración por parte de artistas e historiadores de arte que también se han referido a ellas en numerosas ocasiones.

 

Cristina Scattolin. Investigadora Independiente ad honorem CONICET (2023). Licenciada en Antropología por la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata (1977). Sus áreas de interés incluyen la arqueología de las sociedades aldeanas tempranas del área sur andina, especialmente del noroeste de Argentina. Lleva adelante estudios de campo en el sur de los Valles Calchaquíes para contribuir al conocimiento de las sociedades formativas del primer milenio después de Cristo. Ha realizado más de treinta campañas de estudio y excavación sobre todo en la provincia de Catamarca, Argentina. Otro foco de atención son las categorías teóricas y clasificaciones prácticas usadas en arqueología. También se ha interesado por el estudio de colecciones de objetos y la conformación del patrimonio arqueológico. Ha sido becaria (desde 1984) e investigadora del CONICET (desde 1991) hasta su retiro en 2023. Profesora Asociada de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Becaria de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Universidad Nacional de La Plata (1980-1984). Ha sido contratada por el Världskulturmuseet de Gotemburgo (Suecia) para asesorar sobre colecciones prehispánicas del noroeste argentino. Ha redactado más de sesenta trabajos científicos y otras cincuenta comunicaciones a congresos nacionales e internacionales. En 1984 se incorporó al Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires y al IDECU (Instituto de las Culturas) desde su inicio. Sus investigaciones han sido financiadas por Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación, Universidad Nacional de La Plata y Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research, entre otras instituciones.

Desde el 01.06.24
Sala A

 

2024, de Adriana Miranda, se presenta como una instalación cuya propuesta central es experimentar “el singular estado de arte sin arte”, como lo expresa la artista. Un estado de arte, sin arte, que está a la espera, o en recepción de las fuerzas de la alteridad del mundo. Fuera de este contexto, el de la sala del Centro de Arte de la UNLP, estos objetos son pura virtualidad, a la espera de que alguien venga a actualizar su expresividad. Siendo así, ésta no se encuentra ni en el objeto ni en el cuerpo de quien los experimenta, sino en el campo de fecundación mutua que se crea entre ellos, que lleva a un devenir otro de cada uno. “Disolverse en lo colectivo”. Y en este devenir encontrar un sentido.

 

Adriana Miranda (San Juan, 1969). Estudió en la Escuela de Cine de Avellaneda, tomó clases y asistió al cineasta argentino Carlos Echeverría. Cursó fotografía en el Centro Estímulo de Bellas Artes. Expuso su primer trabajo fotográfico en la Bienal de Arte Joven de 1989 y, en 1990, en la Fotogalería Omega de La Plata junto a Grosman y Rojas. Ese mismo año conoció a quién se convertiría en su consejera y mentora, la artista Liliana Maresca, con quien colaboró durante cinco años, y a su maestro de fotografía, Juan Travnik. Recibió becas del Fondo Nacional de las Artes (1990), de la Fundación Antorchas por El objeto viviente (1994), la de PROA-Taller Kuitca, la beca Fulbright (1996) para estudiar en la Universidad de Nueva York, donde vivió por diez años, trabajó como fineprinter y se especializó en edición fotográfica con Fred Ritchin. A partir de 1999 intercaló estadías en la residencia del espacio La Panadería, México D.F., cuando empezó a participar en proyectos de Michéle Faguet, con un grupo de artistas  contemporáneos de Venezuela, México, Colombia, Chile, Alemania y Estados Unidos. En este período se especializó en fotografía de arquitectura. A partir del año 2002, integra el equipo del estudio OBRA-Architects. Regresó a la Argentina en 2007. Por el proyecto El espacio de acá recibió el subsidio de la Fundación Banco Nación (2009) y el Premio Nacional ArteBA-Petrobras de Artes Visuales (2010). Ha expuesto y publicado en Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Estados Unidos, Holanda, España, Inglaterra, Francia y Japón. Su trabajo es parte de colecciones de Museos, Fundaciones y Colecciones privadas de Argentina, México, Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra y España.

Inauguración: 18.05.2024
De 17:00 a 20:00
Sala C

 

Belleza y destrucción. Industrial y artesanal. Superficie y profundidad. Una falsa dicotomía se presenta en las obras de Karina El Azem, donde quisiéramos entregarnos al deleite de la imagen minuciosa y delicada, pero el contenido nos pincha y nos incomoda.

Imágenes que parecieran hechas a un bit, donde 0 es negro y 1 es blanco, ponen en diálogo al código binario de las computadoras con una iconografía hecha de perlas, de imágenes simples y esquemáticas, pero cargadas de códigos sociales y culturales. ¿Qué rol ocupa cada persona en la sociedad? ¿Qué o quién lo determina? La artista señala las fallas en ese código social que comprime y excluye.

Del mismo modo binario construye otras imágenes, ya no con perlas sino con balas. Todas las balas doradas que vemos en las distintas obras se asimilan a las monedas en su forma circular y color. Ambas ostentan dolor, codicia, consumo y sufrimiento. Sin embargo, el brillo distrae y, al igual que el fondo dorado y etéreo de las imágenes religiosas de la Edad Media, por momentos, obnubila.

Un mismo patrón que, en su repetición, genera variaciones, altera su orden, evoca imágenes de nuestra historia y construye, al igual que el ADN, un código propio, un mapa o, tal vez, una guía. En este sentido, ¿las Evitas sólo pronosticarán el clima o son más bien un oráculo?

Perderse implica abandonar toda referencia. Cuando ya no hay de qué agarrarse o nada indica el camino para volver o hacia dónde dirigirse. Cuando un espacio queda vacío, se corre el peligro respecto a quién puede venir a ocuparlo.

Las obras de Karina El Azem vienen a disputar esos espacios con su propia iconografía, sus propias referencias, sus héroes y, actualiza, con la insistencia de su gesto repetitivo, preguntas que creíamos saldadas, pero que son necesarias para presentar resistencia, para salir a dar batalla. Hoy, más que nunca.

¿Cuáles son nuestros iconos?
¿Nuestros héroes y heroínas argentinas?
¿A quién o qué le rezamos?

En un mundo cada vez más individualista la empatía del acto de rezar no por unx mismx, sino por un nosotrxs, quizás, sea lo más codiciado.

 

Karina El Azem (Buenos Aires, 1970). Es profesora de Pintura, egresada de la actual Universidad Nacional de las Artes (UNA), en 1992.Fue declarada Personalidad Destacada en el ámbito de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2023. Sus obras forman parte de numerosas colecciones y acervos públicos y privados, como el Museo de Arte Latinoamericano de Los Ángeles (MOLAA), el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), la Colección Amalia Lacroze de Fortabat, el Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (MUNTREF), la Francis J. Greenburger Collection, New York, el Museo de Arte Contemporáneo de Salta (MAC), el Centro Cultural San Pablo, Brasil, la Fondazione Luciano Benetton, Véneto, Italia, el Museo del Barro y Fundación Migliorisi, Asunción del Paraguay, el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRO), el Museo de Arte Contemporáneo de Bahía Blanca (MAC), el Museo de Arte Contemporáneo de Corrientes, Balanz Contemporánea; Fundación Konex y el Museocampo Cañuelas, Fundación Tres Pinos. Realizó más de 20 exposiciones individuales, entre las que podemos destacar: Museo Provincial de Bellas Artes “Juan R. Vidal”, de Corrientes (MPBA); Museo “Emilio Caraffa”, Córdoba (MEC); Centro de Arte Contemporáneo, Hotel de Inmigrantes (MUNTREF); Fundación Migliorisi, Asunción del Paraguay; Centro Cultural San Pablo, Brasil; Galería Nara Roesler, San Pablo, Brasil (2001 – 1999); Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires; Consulado de Argentina en Nueva York y Centro Cultural Recoleta (2012); Sala J, (2001); Sala Epson (1997); Sala 10, Buenos Aires, respectivamente. Ha participado de Bienalsur IV, Museo del Banco Central, Bienalsur III, Museo Superior de Bellas Artes Palacio Ferreyra, Córdoba, 14º Bienal Internacional de Arte de Curitiba, Museo Oscar Niemeyer, Brasil, I Bienal del Fin del Mundo, Ushuaia y II Bienal de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, Museo Nacional de Bellas Artes. Representó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la Feria Pinta de Nueva York (2013) junto a Emiliano Miliyo. A su vez, representó a la República Argentina, mediante el Fondo Nacional de las Artes, en la Feria ARCO’99, junto a Raúl Lozza, Leandro Erlich, Elba Bairon y  Martin Di Girolamo. Conjuntamente con Elba Bairon, Feliciano Centurión, Jorge Gumier Maier, Alicia Herrero, Benito Laren, Alfredo Londaibere, y Cristina Schiavi formó parte de Szene Buenos Aires, Feria Art Frankfurt (2000). Recibió la Beca Fundación Pollock-Krasner en 2023 y en 2001. Fue artista en residencia para los programas Art/Omi, Nueva York; Braziers, Oxford; NoTango, Berlín y Wasla, Sinaí, Egipto y participante de la  Beca para el perfeccionamiento en objetos artísticos “Taller de Barracas”, Fundación Antorchas, en Buenos Aires (1996). Ha realizado exhibiciones individuales y colectivas en Estados Unidos, España, Francia, Sudáfrica, Alemania, Japón, México, Brasil, Paraguay, Chile y Uruguay. Coconductora, junto con Alberto Passolini, del ciclo La Marca Original, Televisión Pública Argentina, Premio Fund TV, 2019 al Mejor Programa Cultural.

Inauguración: 06.04.24
De 17:00 a 20:00h
Sala B

Agradecimientos: Colección Brun Cattaneo y Liliana Crenovich

 

Que el tejido hable por sí solo

 

El trabajo de Dani Umpi es artesanal y frenético. Desde hace varios años su labor dentro del campo plástico se centra en recortar, clasificar, pegar y acumular de manera compulsiva, sometiendo al color y las texturas a sus propios deseos. Su obra es la de un artesano contemporáneo criado por fotolog y los albores de internet, donde la fragmentación y el reordenamiento de los recortes de revistas se nos configuran como miles de pestañas abiertas de un navegador que nos impide centrar la atención en un solo lugar y nos obliga a saltar eufóricos de un lado hacia otro, de frontera en frontera.

En el Libro de los pasajes de Walter Benjamin, su proyecto más ambicioso, en el que buscó trazar una filosofía material del siglo XIX el autor, en lugar de interesarse por los grandes relatos y nombres de la época, le cedió la atención a la vida cotidiana y a lo que llamó la historia secreta de la ciudad. Se interesó por la unidad mínima de las cosas, por lo anecdótico, tomó nota de lo que veía por las calles, los anuncios, los carteles, toda clase de objetos efímeros como cartas, diarios y una infinidad de cosas intrascendentes. En esos pequeños lugares es donde para él se revela la verdadera vida cotidiana. En esta unidad mínima, también, es en donde se concentraron muchos de los artistas abstractos. Como si en lo ínfimo hubiera un cable que conecte con lo absoluto. Las obras de esta exposición son catalizadoras de estas ideas, donde lo pequeño produce algo expansivo.

Hace unos días me desperté en medio de la madrugada en un estado enrarecido, en ese momento en el que el sueño y la realidad convergen y se acarician por unos segundos. Me encontré balbuceando una frase sin sentido: Que el tejido problemático hable por sí solo. Me incorporé de la cama, anoté las palabras y me volví a dormir. Son pocas las veces que recuerdo algún sueño, que una situación o frase aparece tan nítida y logra atravesar de una dimensión a otra. La frase estuvo varios días enredada en mis pensamientos, pero me esforcé por no asignarle ningún significado. Pero me sirvió como una llave para acercarme un poco más a la obra de Umpi. Los parangolés, los collages y todo su universo asume esa libertad de la vida cotidiana, de una noche furiosa, un cuerpo de obra travesti y atrevido que actúa y seduce por fuera de una cultura intelectualizada, que propone salir a la calle, montarse en una pared o subirse a un escenario, educando con el solo hecho de estar presente.

Rodrigo Barcos. Abril 2024

 

Dani Umpi (Tacuarembó, Uruguay, 1974). Escritor, artista visual y cantante. Desde hace un par de décadas opera desde un alter ego con tintes auto paródicos, híbrido entre la tradición drag y la performance conceptual, con fuerte influencia del Pop Art, la Tropicalia y el Neo Concretismo brasileño de los años sesenta. Ha publicado novelas, cuentos y libros para niñes. Algunos de sus textos fueron llevados al cine y al teatro. Realiza objetos e instalaciones utilizando collage. Su obra ha sido presentada en exhibiciones individuales y colectivas en Latinoamérica y Europa. En 2010 participó en la Bienal de San Pablo y en 2012 en la 1a Bienal de Montevideo. Editó los discos Guazatumba; Umpi/Coghlan; Lechiguanas; Perfecto; Dramática (junto al guitarrista Adrián Soiza); Mormazo y Dani Umpi Piano. Vol I – Vol II (junto al pianista Álvaro Sánchez). Con Sofía Oportot e Ignacio Redard realizó el proyecto musical Oportot Umpi Redard, y editaron el disco Hijo único. En el año 2012, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara lo eligió entre los “25 secretos literarios de Latinoamérica”

Rodrigo Barcos (La Plata, Argentina, 1991). Vive y trabaja en Buenos Aires. Egresado del Bachillerato de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), cursó sus estudios en la Licenciatura en Política y Administración de la Cultura de la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTREF) y continuó formándose en el Programa de Artistas y Curadores de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Fue Becario del Fondo Nacional de las Artes. Trabajó en el área pedagógica del Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA) y actualmente se desempeña como asistente curatorial del departamento de Patrimonio del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Colabora con distintas revistas especializadas en arte y cultura visual.

Inauguración: 16.03.24
De 17:00 a 20:00h
Vidriera Bicentenario

 

Repliegue y expansión

Esta exposición pone en relación un conjunto de obras recientes de las artistas platenses Rosario Salgado y María Santi. Ambas exploran las posibilidades de la actividad pictórica cuando es pensada para interactuar con un entorno específico, en este caso la Vidriera del Bicentenario del Centro de Arte de la UNLP

La muestra aborda el cruce entre lo pictórico y la instalación al incorporar la experiencia del cuerpo en movimiento como condición necesaria para la percepción de las obras. Éstas invitan a detenerse ante imágenes y situaciones visuales cuyos detalles difícilmente puedan captarse mediante una reproducción fotográfica. En un mundo en el que prima el frenesí de la circulación digital de las imágenes, hay aquí una invitación a la demora.

María Santi aplica pintura acrílica con aerógrafo hasta otorgar rigidez a la tela que luego recorta y pliega para explorar la tridimensión. Las rectas de los pliegues dibujan patrones geométricos o se deforman cuando las piezas ceden ante la gravedad. Sus búsquedas formales van desde la retícula ortogonal a la evitación de lo recto, mediante lienzos que no niegan su doble faz. En el trabajo de María Santi podemos ver referencias a la historia de la pintura y sus sucesivos certificados de defunción. En este conjunto de obras recientes también encontramos ecos de algunos de sus trabajos anteriores como la serie Operaciones pictóricas, en la que María Santi acumulaba diversos modos de aplicación de la pintura sobre la superficie de lienzo blanco, generando formas por enmascaramiento y superposición. Como una especie de repertorio de eventos pictóricos encadenados. En otras series como Pieles o Los despieces las formas ya se habían desprendido del bastidor como soporte para adquirir cuerpo propio y ubicarse directamente sobre el muro. ¿Cuándo empieza y dónde termina una obra que es en el espacio? ¿Cómo encuentra sus límites?

Rosario Salgado también desarrolla su actividad pictórica dentro y fuera de los límites del cuadro. En sus telas embastadas el blanco de fondo opera aislando composiciones centradas en las que una paleta reducida dibuja motivos que parecen abstractos pero se abren a asociaciones diversas. Sus Mapas interiores despliegan una temporalidad propia mediante una especie de geometría blanda. La autora define la pintura “…como espacio donde me muevo en la intuición, donde la forma decanta y el contorno es el límite de una expansión, de un movimiento anterior, como la orilla es el dibujo de la marea que luego se contrae.” En su obra se combinan los plenos planos sin marca de pincel con aguadas que develan los procesos acuosos que atraviesa el pigmento. En algunas de sus obras las formas oscilan entre figura y fondo, entre la imagen positiva y el negativo de los huecos que la rodean. Sin lugar para lo fijo, sin sitio para la obra única. Cada imagen tiene su doble, como si para ejercer el acto de ver fuera necesaria la comparación, el ir y venir, el entrenamiento en la observación de las sutiles diferencias entre un motivo y sus variaciones. Una poética de la curva y el rodeo, marcada por el ritmo de una insistencia. Una invitación a la reflexión sobre el ver como un proceso que es siempre en relación.

El trabajo de las pintoras parece proceder por acumulación en el tiempo. Sus obras son resultado de una tarea paciente pero subterránea, que muchas veces pasa inadvertida. ¿Cómo sostener la pintura? Si no hay muro, si no hay marco, si no hay bastidor. Pinturas que se apoyan espalda con espalda y se sostienen entre sí. Pinturas que evitan el contacto con el suelo, que se dan aire. Obras que no tienen sitio. Que no se encuentran a gusto en el tenor de la época. En tiempos difíciles, se trata de haceres que sostienen.

Lucía Savloff, marzo de 2024

 

María Santi (La Plata, 1970). Licenciada en Artes Plásticas por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Es Especialista en Medios y Tecnologías para la Producción Pictórica por la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Asistió a talleres con artistas como Marta Ares, Matías Duville, Eduardo Stupía, y realizó clínica de obra con Ana Eckell, Fabiana Barreda, Tulio de Sagastizábal, María Carolina Baulo y Marcelo Pelissier, entre otros. Transitó por la Escuela de Proyectos de Galería ArtexArte y realizó estancias de residencia artística en países como Alemania, Finlandia, Rusia y China. Realizó exhibiciones individuales en distintos espacios y galerías como Reencantamiento del rosa en Una obra un artista (2023), Chromohipnótico Galería Praxis (2018) y participó en exhibiciones colectivas como 111° Salon Nacional de Artes Visuales (2023), Premio Adquisición 8M (2023),  67° Salón de Artes Plásticas Manuel Belgrano (2023),  entre otras.  Recibió una Mención de Honor en el 110° Salón Nacional de Artes Visuales en la categoría Pintura (2022), una Mención del Jurado en el 16° Premio Bancor (2023) y ganó el Premio Adquisición Honorable Cámara de Diputados en el Salón Provincial de Artes Visuales Molina Campos del Museo de Bellas Artes Emilio Pettoruti (2023). Vive y trabaja en La Plata, Argentina.

Rosario Salgado (La Plata, 1986). Profesora y Licenciada en Artes Plásticas por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). En 2020 finalizó el Programa de Posgrado en Producción Visual (FDA-UNLP). Participó de talleres y cursos con artistas como Diana Aisenberg, Claudia del Río, Silvia Gurfein, Graciela Hasper y Eduardo Stupía, entre otros. Realizó clínica de obra con Tulio de Sagastizábal. En 2021 realizó una residencia de arte en Ciudad de México, presentando en Galería Nudo, París, las obras allí realizadas. Realizó muestras individuales como Proyecto tendal en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, Todo lo que había brotado entonces en el Museo de Arte Contemporáneo Latinoamericano MACLA, Index esencial en Residencia Corazón, La importancia de la forma en Siberia Galería, y Las especies privadas en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Ha participado en exhibiciones colectivas en espacios como la Casa Nacional del Bicentenario y el Centro Cultural Borges, entre otros. Vive y trabaja en La Plata, Argentina.

Lucía Savloff (La Plata, 1984). Es profesora en Historia de las Artes Visuales por la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata (FDA-UNLP). Docente en la cátedra Historia de las Artes Visuales IV (FDA-UNLP); en la cátedra Historia de las Artes Visuales del Área Transdepartamental de Crítica de Artes, Universidad Nacional de las Artes (UNA) y en el Bachillerato de Bellas Artes (UNLP). Integra el proyecto de investigación “Imaginación de futuro y visión prospectiva en el arte contemporáneo (1990-2022)”, radicado en el Instituto de Historia del Arte Argentino y Americano (FDA-UNLP). Integró el equipo curatorial de la exposición Ilustres desconocidas, algunas mujeres en la colección (2017) en el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti. En la misma institución realizó junto a Florencia Suárez Guerrini la curaduría de Empezar un museo núcleo de la exposición Fundaciones en ocasión del 100 aniversario de la institución (2022). Otras exposiciones recientes: El cuerpo aún (2019) Centro de Arte (UNLP) y Vértigo. Geometría e inestabilidad (2019) Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA).

Inauguración: 16.03.24
De 17:00 a 20:00h
Vidriera 

 

Una vidriera habitada por extraños seres fantásticos. Del otro lado, el mundo exterior. La calle, la vereda, los autos, lxs caminantes, los comercios, lo cotidiano. ¿Existe realmente esta dicotomía? ¿Se trata de dos espacios diferentes? ¿De mundos separados?

El artista Tadeo Muleiro se encarga, precisamente, de responder estas preguntas difuminando los límites, aquella separación, entre diferentes mundos y cosmogonías. Construye estos seres de tela como una encarnación vibrante y colorida del mundo intangible de los relatos y costumbres, del mito y de los espíritus. De forma desprejuiciada fusiona la rica mitología latinoamericana con la estética dinámica del cómic y el animé, construyendo sus propios arquetipos y rituales. Seres del viento, Gualicho o Los hermanos, son algunos de los nombres de estas piezas que meticulosamente cosidas a mano en una producción personal e íntima, se cargan de tiempo, de una latencia, donde parecen haber sido parte de alguna ceremonia o costumbre que desconocemos. O bien están esperando el momento oportuno para cobrar vida, para manifestarse y salir a la calle, así como en las puebladas de nuestro continente.

¿No es acaso la separación tajante de las cosas el error más grande que cometemos una y otra vez como sociedad? Si algo necesitamos recuperar con urgencia es aquello que Tadeo mismo realiza en su producción como artista, la hibridación de mundos. El mundo espiritual y el terrenal, los humanos con el planeta que habitamos, nuestro país con los países vecinos, nuestra historia con nuestro presente, lo colectivo con lo íntimo. En un contexto hostil como el de hoy necesitamos recordar que todo y todes estamos conectados.

 

Tadeo Muleiro (1983, Argentina). Vive y trabaja en Buenos Aires. Es licenciado en Artes Visuales de la Universidad del Museo Social Argentino y profesor de escultura en la Universidad Nacional de las Artes de Argentina. Obtuvo becas nacionales e internacionales, entre las que se destacan en el 2023 la Residencia en el Serliachus Museum en Finlandia y en el McColl Center, en Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos. En 2022 realizó la Contemporary Textile Residency Ifitry en Marruecos, África, y en 2020 la residencia artística en La Napoule Art Foundation en Niza, Francia. En 2019 el GloArt Center financió su proyecto Cernunnos realizado en Lanaken, Bélgica, y formó parte de la residencia en el Building Bridges Art Exchange en Los Ángeles (Estados Unidos). Recibió en 2012 la Beca de Artes Visuales del Fondo Nacional de las Artes de Argentina y ese mismo año participó del Proyecto PAC organizado por la Galería Gachi Prieto en Buenos Aires.

Entre las muestras que ha realizado destacan: Love is love by Swatch, 76° Festival Internacional de Cine de Locarno, Suiza, 2023; Myhtos, en el McColl Center, en Charlotte, Estados Unidos, 2023; Sueño Sombra en Quimera Galería en el año 2022; Arte en juego, Fundación PROA, 2021; Estation E: In transit en Building Bridges Art Exchange Gallery, Los Ángeles, California, 2019; Extracorporeal: Beyond the Body en el Museum of Latin American Art (MOLAA), Long Beach, California en 2018, y Borges: Ficciones de un tiempo infinito en el Centro Cultural Kirchner (CCK) en Buenos Aires, 2016. Su obra fue expuesta de forma federal con muestras individuales en distintas provincias de Argentina como en el Museo de Bellas Artes “Timoteo Navarro” de Tucumán, el Museo de Bellas Artes “Franklin Rawson” de San Juan y en el Museo “Rosa Galisteo” de Santa Fe.